domingo, febrero 20, 2005

La noche pesada

Durmiendo entre tos y tos, o no durmiendo como sea que lo vea. A la princesa le duele la garganta, lloriqueos y besos. Mamita abrázame, niñita déjame dormir un ratito, aunque sea, un ratito. La noche pasa, no pasa y pasa toda la noche con los pensamientos revolcados como tirados por la ventana del tren. A pesar del dolor ajeno hay un secreto placer en oír la vocecita ronca, ronca de toser. Quizá seré mala, pero me encanta escuchar el punto en que se quiebra la voz, la voz de bebé de la que ya no es bebé, pero por unos momentos es bebé de nuevo. Y el deber se explaya. Y el requerir se difunde. Y me sonrío por lo que tengo, y lo que no tengo aún, por la posibilidad de lo que queda por venir.