domingo, octubre 26, 2014

Respuesta a un amigo poeta y los muertos de Ayotzinapa

Amigo, 
El dolor es profundo y la culpa de nuestra banalidad, nuestra comodidad, nuestra ceguera, o nuestra mirada abismalmente limitada, es casi infinita. 

No. Es infinita, honda y redonda la culpa que nos abarca, que nos abraza, por ser humanos, y a la vez inhumanos. 

Por nuestras prisas y pequeñeces. 
Por desear más de lo que merecemos, consumir más de lo que necesitamos. 
Por querer sólo a nuestros seres queridos, y sumar en una fosa común todo lo olvidado, lo inalcanzable, lo que nos agota, nos agobia, nos destroza pensar, todos los cuerpos que se vuelven desechables por distar de nuestra realidad inmediata, de nuestra óptica, de nuestro entorno, clase, raza, etnia...

Y por eso no pensamos. 
Y por eso, pensamos.
Pienso.

1 Comments:

Blogger Gabriela said...

Y ojalá todos aquellos que deben pensar, pensaran. Pero lamentablemente ya vemos que muy pocas veces es así.
Vengo del blog de Solentiname. Saludos desde Lima.

1:03 p.m.  

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