sábado, diciembre 21, 2013

Día 9

Así nomás, pasas de ser un ser anhelado a un ser de la nada, anonadado. No nadas. No te gustan las aguas turbias y profundas. Te asustan por peligrosas y desconocidas. ¿Y yo? soy hecha de agua, hecha de agua que se extiende a las profundidades más vertiginosas. Echa el agua.

Poco importa.

Hay accidentes. Hay hallazgos.  Hay hallazgos que parecen accidentes, y accidentes que parecen hallazgos. Hay abandonos. Hay destellos de luz que se reflejan por sobre las aguas, que las hacen parecer llanas, llamas. Hay fugacidades que duran mil años luz.

Y vuelvo a mi cueva subterránea, cojeando y herida, del accidente, del hallazgo. No hay quién me calme el dolor, ni quién me traiga alimentos mientras se me sane. Yo he aprendido a cuidarme sola. Es lo único, tal vez, servible que he aprendido en este largo camino hacia la muerte.

Poco importa.

Hay puertas que se abren, compuertas hacia lo más recóndito. Vos las encontraste de par en par. Husmeaste. Decidiste que lo que había allí no valía la pena. Measte en una esquina, cual perro, marcando tu territorio y te fuiste sin más.

Y yo, pequeña y mojada, temblando de susto, de rabia, de impotencia, cerré esas puertas que por casualidad no había cerrado con candado. Y dolorosamente, todavía cojeando, retirándome a los aposentos de mi soledad acuosa, apagué la luz, bajé la cortina, cerré con llave y me envolví en mis propios tejidos, los que hice hace años, esperando al Odiseo que nunca llegó.

3 Comments:

Blogger Solentiname said...

*sale a buscar una matita de savia para poner en las heridas. Alista sopita de pollo, edredón calientito y cómo decirle otra vez que Odiseo no existe*

1:07 p.m.  
Blogger A Cuban In London said...

Y así no más llego a tu blog y me encuentro con una pieza llena de pasión e intensidad. Gracias.

Saludos desde Londres.

11:31 a.m.  
Blogger ilana said...

Sole, el payaso no me deja llorar. Gracias por cuidarme, desde siempre, desde luego, desde Tiquicia. TQM.

Cubano, chico, mira... así pasa... a veces se nos brota la pasión y la intensidad sin querer. Gracias por tu lectura. Saludos desde la Finiquera, es decir, Phoenix, Arizona, EE.UU.

6:01 p.m.  

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