miércoles, abril 15, 2009

Yo no soy esa mujer en peligro
De llanto desbocado y pecho expuesto
Ni aquella despiadada y cruel,
Hambrienta, voraz, sanguinaria.

Soy las dos y soy ninguna.

Poderosa conjuradora de un ser divino
Que se niega a ser
Peón en una guerra incógnita
Sin principio ni fin.

Mas estoy aquí al borde de tu precipicio,
Tentando tu abismal mirar
Hurgando en la gelatinosa inconsistencia
De tu flaqueza sentimental

Paso por paso, recreo las dimensiones de
Mi trágica vocación de amar,
Para extirparla de mi léxico,
Para quedarme con sólo la mejor parte,
Y dejando caer el cascajo inútil

Yo sola,
por mí,
y por ella,
Una y otra,
las dos,
unidas,
entera.