martes, febrero 24, 2009

de noche vienes

Es noche de nuevo y la luz tenue que ilumina mis dedos veloces parece fuego fatuo. Esta noche te espero, al borde de la cama, aunque sé que no llegarás. Todavía no.

Pronto. Pronto, me digo, suspiro hondo. El calor de tu cuerpo, aquía mi lado se ha ido disminuyendo, sin disiparse del todo. El olor de tu piel, tu sudor, tu perfume se ocultan aún en los recovecos más inesperados de mi cama. Cierro los ojos y te siento, imagino el tacto de mis manos en tu cara, el lento dibujar de tus facciones con mi dedo índice, lo liso de tus labios, tu lengua mojada que se asomará. Saboreo el beso que me espera, me hundo en tu pecho, enredándote en mis cabellos, ahora más cortos, porque las tijeras pudieron más que yo.

Hace tiempo que te conozco, que te puedo invocar en el azul profundo de mis noches. Tu eres ese rubor de luna menguante, o de luna creciente que penetra los cristales de mi balcón. Estoy aquí, a la espera, mi amor. Te conozco. Te sé dibujar con los ojos entreabiertos, y mis dedos que corren fugaces, donde el miedo no está. Sólo ansia. Sólo vigilia. Los días pasan sin pensar, se escurren como agua entre mis piernas, como tú, deslizándote por mis muslos, resbalándote por las curvas que tus manos recordarán.

Siento con honda anticipación mi mejilla contra la tuya, siento ese mirar tan intenso, tan tuyo, que me embriaga cuando me detengo en él. Me puedo perder en el sendero de luz que emite, volar con las alas que me da. Quiero seguir cada paso, cada estación de tu rostro, sin olvidar un centímetro de tierra amada, después de un largo exilio.
Quiero hurgar en tus recuerdos para sentir cada instante, cada parpadeo, auscultar cada latido del corazón que perdí en tu ausencia. Me vestiré de tu piel, por dentro y por fuera, bañarme en el mar salado de tus lágrimas y humores. Te abro mi puerta, la casa que soy yo, que es tuya, para que entres, despacito, cuidadoso. Ahora decidido.